
Me siento obligado a anunciar a mis fieles lectores (si alguno) que no voy a bloguear ahora sobre el tema del día, y tal vez de la semana: la aparatosa trompada que los Supremos han propinado a nuestro gobierno. Seguramente el próximo posteo será sobre algo vinculado al diálogo socrático que esta noche ensayarán Trump y Biden, o algo así.
Y no voy a escribir sobre el per saltum porque es la mitad de una movida; jurídicamente y, sobre todo, políticamente, esto sigue, para bien o para mal (y hay al menos dos criterios para señalar qué sería Bien y qué sería Mal).