El caso Randazzo, capítulo …

Supongo que habrá muchos compatriotas cansados con este tema. Yo estoy entre ellos. Pero llevo adelante, como hobby, un blog con énfasis en la política, y me siento obligado a dar un cuadro coherente (hasta donde es posible) de los últimos acontecimientos. Son importantes para la política futura, más allá de Randazzo, del peronismo, y aún de la provincia de Buenos Aires.

En las PASO del peronismo bonaerense -como aparecían hace menos de una semana- había un elemento casi surrealista. Sólo dos candidaturas estaban planteadas como cabeza de lista: la de la ex presidente, Cristina Fernández de Kirchner, y la de alguien que había sido ministro suyo, Florencio Randazzo.
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Pero había una desproporción evidente entre ellas. Una tenía el apoyo explícito de la gran mayoría de los intendentes peronistas de la provincia, que gobiernan los distritos más populosos. La del otro, contaba con un puñado, casi todos de distritos pequeños, y su número disminuía semana tras semana.
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También el desbalance aparecía en la intención de voto, según registraban todas las encuestas publicadas (los intendentes las encargaban también, por supuesto. Y a eso obedecía, en muchos casos, su entusiasmo por la primera).
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Una situación ideal para que la candidatura de CFK triunfara en las PASO, se diría. Pero quienes la impulsaban se oponían con firmeza a que las hubiera. Querían lograr una lista de unidad.

Los motivos aparentes eran distintos. Los intendentes, que saben lo fácil que es armar una lista opositora local con los que están afuera de la oficial, preferían que no hubiera una candidatura provincial apoyando, bancando, a sus opositores.

La dirigencia del PJ bonaerense -que incluye a los intendentes, claro- tiene la memoria de la amarga interna de 2015 que precedió a la derrota electoral.

El núcleo más cercano a CFK -La Cámpora y otros- pensaban que las PASO, al ser internas abiertas -previsiblemente, las únicas en una fuerza mayoritaria en la provincia- podían servir para que se sumaran votos definidos por el «No a Cristina», aunque luego no acompañaran al peronismo en las elecciones definitivas de octubre.

En mi opinión, como la de otros, la candidatura de Randazzo tenía pocas chances de hacerse realidad. A pesar de apoyos sindicales y del de un numeroso movimiento social, que garantizan recursos pero no votos, iba a perder -perderá, me parece inevitable- a todos sus intendentes. Ninguno va a correr el riesgo que en sus distritos haya una boleta, ligada a la de CFK, con concejales peronistas hostiles. Que no tendrían motivos para no sumarse a los de otros partidos para hacer difícil su gestión. La política municipal, en Buenos Aires y supongo que en todos lados, es cruel.

Pero la operación «No a las PASO» se puso en marcha. El objetivo era (¿todavía es?) que el Florencio acepte ir como primer diputado en la boleta que llevaría a CFK como senadora. Pero la decisión de evitar las PASO debía ser creíble, o ni él ni los viejos lobos que lo apoyan la iban a tomar en serio.

Evitar el verse obligados a cumplir con una ley nacional a la que durante el gobierno anterior se añadieron salvaguardias para evitar algunas travesuras, es difícil. Fue el ala más «ofensivista» (casi acreditan para ser comentaristas del blog de Abel) de la informal coalición que apoya la candidatura de Cristina la que planteó y lleva adelante la propuesta.

El mecanismo legal para superar la condición de afiliado de Randazzo (que impediría negarle competir) y sus acompañantes es: armar el Frente (Ciudadano) sin el Partido Justicialista. Con partidos menores y sellos varios disponibles. El razonamiento detrás es que los votos acompañarán a la figura de CFK, a algunos de sus acompañantes en la boleta de cargos nacionales y a los intendentes más populares.

El asunto casi seguramente llegará a la justicia electoral (lo prevé la ley de las PASO, que es nacional). No sería el único camino propuesto, me dicen (sin detalles de la alternativa en estudio). Como sea, una consulta rápida a varios abogados con experiencia electoral me inclina a pensar que no hay ningún camino que no termine en una disputa judicial.

Pero ese no es el punto más importante, desde la política. En mi falible opinión, se falló en prever los objetivos, y por ende, la posible decisión de Florencio Randazzo.

Hace dos años, había rechazado lo que parecía una candidatura segura a gobernador de Buenos Aires ¿Iba a aceptar ser diputado nacional? Me parece evidente que ahora ya juega a su posicionamiento político en el enfrentamiento a CFK. A través de los medios. Dice que «no hay ninguna posibilidad» de que el kirchnerismo le impida competir» y acusa «Cristina Kirchner ordenó bajar mi candidatura«.

Una jugada distinta en la forma pero similar en su esencia a la de Sergio Massa hace cuatro años (y entonces también algunos creyeron que el tigrense no se lanzaría).

La situación está en el aire, todavía. CFK no se ha pronunciado públicamente aún sobre el tema. Daniel Scioli ha salido, como es su costumbre, a tratar de calmar el oleaje; afirma que lo que Cristina pide es unidad, lo que no es prohibir que Randazzo compita.

Pero … hay otros actores -no solamente los peronistas- que mueven las piezas en el escenario político y el mediático. Tal vez haya que decir Alea jacta est (Que según un amigo del barrio, expulsado del Nacional Buenos Aires, significa en latín: No te jactes de antemano).