Hace tiempo que no publicaba uno de estos posteos. Es que en estos meses hubo pocas noticias que estimularan nuestra (alta pero insegura) autoestima. Ésta es una:
«El reactor nuclear que INVAP construyó en Australia cumple 10 años de un funcionamiento “de excelencia”
El reactor de investigación OPAL, que la empresa estatal INVAP vendió a Australia por 200 millones de dólares, la mayor exportación tecnológica “llave en mano” de la historia argentina, cumple su décimo aniversario de funcionamiento «de excelencia», destacan los compradores y otros voceros de la industria nuclear mundial.
“El reactor operó sin interrupción en los últimos seis años más de 300 días por año y ese es su principal índice de calidad. Su diseño original, estructura, mantenimiento y operación demostraron una muy alta confiabilidad, algo que los australianos resaltan permanentemente”, afirma el subgerente de INVAP Juan Pablo Ordóñez.
La empresa rionegrina emplazada en Bariloche ganó en el 2000 la licitación de la Organización Australiana de Ciencia y Tecnología Nuclear (ANSTO, por sus siglas en inglés), en la que enfrentó a las compañías del rubro más fuertes del mundo, tras lo cual diseñó y construyó el reactor en Lucas Heights, en las cercanías de Sidney.
El OPAL (Open Pool Australian Lightwater) comenzó su operación en forma gradual en 2006 para alcanzar plena potencia hasta que fue inaugurado oficialmente el 20 de abril de 2007, en una ceremonia presidida por el entonces primer ministro de Australia, John Howard.
Ordoñez destacó que se trata de uno los reactores de investigación “más versátiles y complejos” del mundo, con sistemas críticos duplicados y que pese a contar con sofisticados mecanismos de emergencias, nunca se detuvo por esta protección. Agregó que este mérito es compartido con ANSTO, a cargo de la operación del OPAL desde que comenzó a funcionar.
“Es un reactor multipropósito y además de producir radioisótopos para Australia y otros países, es una fuente de neutrones usada por más de 1.000 investigadores de todo el mundo para la investigación científica de materiales y desarrollo de tecnologías, además de usarse para irradiar silicio para la industria microelectrónica. El uso en investigación más intenso es el que le dan los científicos del sudeste asiático.
“Este proyecto demostró el nivel competitivo de la tecnología argentina. Todo el mundo sabe que el OPAL fue provisto por INVAP y a partir de ahí nos invitan a cada licitación que hay en el mundo para la construcción de reactores de investigación”.
En ese sentido, INVAP accedió a la licitación del reactor Pallas en Holanda. También fue contratada para diseñar un reactor productor de radioisótopos de molibdeno en Estados Unidos (n este caso el cliente es una empresa privada, la farmacéutica Coquí Farma).Y, asociada a la francesa Tecnicatom (una de sus competidoras en Holanda), participará de la licitación para proveer a Sudáfrica un reactor de investigación».
Eso sí, como se advirtió en el blog, a lo largo de la serie «Argentina Nuclear», en todos los casos es necesario que el proveedor brinde la financiación. Como lo hacen todos los que venden ingeniería nuclear ¿Conseguirá INVAP que los bancos oficiales argentinos lo hagan?
Una par de historias poco conocidas acerca de cómo el OPAL ganó la licitación australiana. Dado que en 2000 ese país tenía una tradición política fuertemente antinuclear (que sigue), la ANSTO (Australian Nuclear Science & Technology Organization) necesitaba un proceso licitatorio blindado contra medidas cautelares a cargo de Greenpeace y otros defensores del planeta.
La ANSTO necesitaba sí o sí de un reactor de producción de radioisótopos médicos de reemplazo, porque la unidad HIFAR inglesa con la que venían zafando iba a cumplir medio siglo y estaba literalmente hecha fruta.
La estrategia de INVAP para destruir las ofertas francesa, coreana, japonesa, rusa, estadounidense y canadiense no fue bajar el precio, sino ofrecer muchos más servicios extra para usar el reactor como unidad docente (formación de físicos, ingenieros, médicos y químicos nucleares), pero también como centro de investigación en ciencia básica de materiales.
En materia de lujos, teníamos el Rolls Royce, y en materia de seguridad, durabilidad y sencillez de diseño, el Land Rover entre los oferentes.
INVAP, a punto de cerrar después de que la CNEA, frizada por Cavallo, la dejara sin encargos y la Cancillería, colonizada por Di Tella destruyera sus ventas en Turquía e Irán, se jugaba la vida. Pero la estrategia de ofrecer un super-reactor hecho a medida de Australia, en lugar de una oferta bajada de anaquel, garpó.
El ANSTO había dividido la evaluación de las ofertas en subcomités que evaluaban y puntuaban por separado los subsistemas de cada oferta. Es decir, había un subcomité que evaluaba únicamente los sistemas de seguridad radiológica, apagado en emergencia y refrigeración del núcleo, otro que puntuaba la producción bruta de radioisótopos, otro que comparaba el equipamiento de las «celdas calientes» para aislarlos por procesos radioquímicos para luego fabricar fármacos, otro que comparaba los sistemas electrónicos de instrumentación y control, otro para los usos experimentales de los haces de neutrones en ciencia de materiales, otro para lo mismo pero para fabricar placas de silicio dopado para microelectrónica, etc., etc.
Cada subcomité funcionaba aislado de los otros, y los puntajes se iban elevando a un Comité de Precalificación, que luego sumaría los puntajes totales de cada oferta, filtraría las peores, y elevaría las sobrevivientes para ulterior discusión técnica a la dirección del ARPANSA (la Autoridad Regulatoria Nuclear del país) y del ANSTO.
Mientras esto sucedía lentamente, debido a la meticulosidad de los australianos, el gobierno de De la Ruina se derrumbaba más bien rápido en dirección general al caos y el défault.
La gente de ANSTO empezó a preocuparse cuando desde los subcomités iban llegando las puntuaciones de la oferta de INVAP. En escala de 1 a 10, estaban todas en 9 o 10.
En estas lides siempre hay que asociarse a una constructora local para que se ocupe del hormigón y la obra civil, un modo de que al país comprador le vuelva un gomán por derecha. Nuestros socios nos llamaban para putearnos: «En puntajes acumulados parece que vamos ganando por tres cuerpos, pero en ANSTO nadie quiere ponerle el gancho a nada porque el fucking país de Uds. está en llamas a punto de volverse un estado fracasado, y Uds. son una empresa estatal y si ganan, es muy probable que ya no existan».
Bueno, el asunto es que de algún modo logramos seguir existiendo y el reactor se hizo.
Hoy es el «golden standard» de la industria de radiofármacos mundial. Nuestros más peligrosos competidores hasta 2006, los canadienses, nos dieron de hecho ese trofeo cuando tuvieron que elegir un árbitro externo para juzgar si su reactor de fabricación MAPLE era seguro o ligeramente inseguro, por inestabilidad. Y la autoridad regulatoria canadiense pidió de árbitro a INVAP.
Es sabido que la transparencia extrema australiana nos jugó a favor. Las únicas licitaciones que perdió INVAP (Tailandia, por dar un caso) funcionaban con unas cometas que te la voglio dire, y hasta ahora tenemos el extraño orgullo de no haber garpado jamás por un triunfo. Siempre ganamos por mejor oferta técnica, o por transferencia de tecnología (por ejemplo, formar a 150 especialistas nucleares del país receptor gratarola durante años en el Instituto Balseiro). Nunca por precio. En la plata, a lo sumo INVAP lograba empatar, jamás tirarse al piso. En financiación siempre nos hacían puré. Doy por caso el reactor que perdimos el año pasado a manos de los rusos en Bolivia, cuando ya teníamos el triunfo asegurado.
Otra cosa para memoriosos: no bien llegaron las noticias del triunfo de INVAP, en Argentina, Australia y Francia Greenpeace se mandó una grossa campaña para desacreditar el triunfo.
Aquí los salvadores del planeta convencieron a parte de nuestra poco brillante clase política de que los «Aussies» nos habían dado el reactor si nos hacíamos cargo de gestionar y darle repositorio definitivo a los desechos radioactivos. No era el caso, pero durante dos años seguidos hubo manifestaciones y firmas colectivas contra este atropello de soberanía que pondría en peligro a decenas de miles de argentinos vecinos del Centro Atómico Ezeiza, donde se efectuarían esos crímenes contra la salud pública y la Constitución. Me acuerdo de un tal Mercuri como firmante serial de aquellas pelotudeces por parte del duhaldismo. Hubo vecinos que se le creyeron y vendieron sus casos en la zona. El CAE no tiene ninguna instalación de reprocesamiento o vitrificación de residuos, para más datos.
En La Hague y Marcoule, Normandía, Francia, donde sí están las mayores instalaciones a tal fin del planeta, Greenpeace trató de cerrar el puerto vecino de Cherbourg para evitar esa amenaza a la Belle France que suponía el desembarco de basura radiológica australiana. Que todavía no existía, porque el reactor no había empezado siquiera su puesta en marcha.
Lo que sí entra diariamente por Cherburgo son combustibles gastados de centrales nucleoeléctricas de medio planeta, y sale como vitrificados y transuránidos. Estamos hablando de miles de toneladas de materiales generados por aparatos que suman centenares de miles de megavatios de potencia. El OPAL tiene 20 megavatios. No comment.
No creo que a esta altura los australianos estén siquiera reprocesando los combustibles gastados: supongo que deben estar en enfriamiento térmico y radiológico en los piletones «ad hoc» de los que venía dotado el OPAL por diseño.
Por último, dado que la Argentina no ofrecía exactamente la mejor imagen exterior en 2000, cuando se ganó la licitación, Greenpeace organizó una competencia popular para ponerle el nombre más insultante posible a nuevo reactor, mientras por otra organizaba la «resistencia judicial», en la cual ARPANSA y ANSTO la terminaron haciendo pedazos, por la insolvencia técnica de la argumentación de los juicios de amparo, medidas cautelares y otras menudencias.
El nombre del reactor anterior era el del parque de Sydney adonde estaba emplazado, Lucas Heights, un lugar de colinas y bosques. El nombre ganador para el OPAL en el concurso de Greenpeace fue «Chernobyl Heights». Nuevamente, no comment.
Con tantos vendepatrias y monos con lanzallamas sueltos endémicamente en nuestros gobiernos y en las ONGs, lo increible es que el OPAL se haya construido.
Que sea el mejor reactor del mundo en su tipo no me llama tanto la atención. Conozco a INVAP.
Qué maravilla de blog es este.
Abrazos!
Fantasía cuasi cheguevarista: «¡Uno, dos, tres (no pretendo muchos) INVAPs en Argentina, por favor!».
Bueno, fue la llegada de Macri lo que impidió ir reconstruyendo a la FAdeA a imagen y semejanza de INVAP. Estaba llena de proyectos en marcha y otros que salieron de planos a prototipo exitoso, como el IA-100. Mientras exista INVAP, siempre habrá peligro de que contagie el fuego creativo a otras empresas estatales. Por algo siempre hicieron y hacen tanta fuerza para jorobarla.
Me pasaron un videito bastante lindo y corto hecho por los australianos la cumplir los 10 años (se subtituló en español).