Este artículo, un análisis convencional publicado en una revista que adhiere al pensamiento económico ortodoxo, me parece un buen argumento para lo que vengo sosteniendo: que está agotada una etapa del desarrollo del capitalismo.
Además, nos cuenta lo que está pasando por la cabeza de los banqueros del Hemisferio Norte, donde, todavía, se corta el bacalao.
Una repentina alza del costo de la deuda gubernamental en el mundo ha inquietado a los mercados globales, lo que refleja la creciente preocupación entre los inversores de que los bancos centrales puedan haberse quedado sin ideas ni herramientas para estimular a las economías.
A ocho años de la crisis crediticia y el desplome de prestamistas que llevó a los bancos centrales a inundar el mundo con dinero barato para impulsar la economía, su éxito en evitar una larga recesión ha sido opacado por su incapacidad para lograr que el crecimiento y la inflación vuelvan a los niveles anteriores a la crisis.
Un mundo con un bajo crecimiento, salarios estancados, activos sobrevalorados y una caída de los retornos previstos se ha asentado, al tiempo que han crecido los votos de protesta de ciudadanos molestos que consideran que es una burla hablar de los beneficios de la globalización y el capitalismo.
El resultado del referendo en Reino Unido para dejar la Unión Europea es un ejemplo claro, pero también lo es el apoyo a las políticas y partidos populistas en Europa y en la elección presidencial de Estados Unidos.
Los inversores perciben que habrá una revisión de las estrategias macroeconómicas a partir de las sacudidas políticas, lo que alienta las expectativas de un relajamiento monetario permanente hasta que los gobiernos den con soluciones a partir del gasto público y los impuestos.
«Hay una dosis de incertidumbre sobre si los responsables de la política monetaria están en un punto de inflexión», dijo el estratega de Mizuho Pater Chatwell.
La idea de un momento de cambio para la política monetaria, alentada por señales de dudas de los bancos centrales de Europa y Japón, además de las advertencias de la Reserva Federal de que subirá su tasa nuevamente, han puesto nerviosos a los mercados financieros, que desde hace tiempo contaban con años de crecimiento e inflación miserables, pero con un decidido apoyo de los bancos centrales.
El reporte anual de Deutsche Bank sobre retornos de activos, publicado la semana pasada, sostiene que la actual coyuntura de economía, política y mercados marca un punto de quiebre.
«Estamos por ver una reformulación del orden mundial que han dictado los temas económicos, políticos, las políticas monetarias y los precios de activos desde alrededor de 1980 hasta hoy», dice el informe.
«La extrapolación de los últimos 35 años podría ser el error más peligroso para inversores, políticos y banqueros centrales».
Según Deutsche, los asuntos que dominarán los próximos 35 años incluyen: un crecimiento real más lento, inflación más alta, menos comercio internacional, inmigración más controlada, una participación menor de las utilidades corporativas en el Producto Interno Bruto y rendimientos reales negativos de los bonos.
Días de nerviosismo. En sólo tres sesiones, las tasas de interés de largo plazo en Europa, Japón y Estados Unidos, que están en mínimos históricos y en algunos casos son negativas, subieron entre un cuarto y un tercio de punto porcentual.
Los rendimientos de los bonos japoneses de largo plazo tocaron un máximo de seis meses el lunes, mientras que los papeles comparables de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia subieron a su pico desde el referendo del Reino Unido.
Las tensiones en los mercados de bonos tienen réplicas en las bolsas, donde el valor de las acciones refleja cada vez más sus mejores rendimientos sobre los bonos y atrae flujos de inversión que le permiten mantenerse en máximos.
La medida de volatilidad más seguida del mundo, que toma en cuenta las opciones sobre el índice de acciones líderes S&P 500, superó el 20 por ciento por primera vez desde fines de junio.
La revisión de la política monetaria del Banco Central Europeo no consiguió el jueves convencer de que habrá una prórroga del programa de compra de bonos que acaba en marzo.
Comentarios más restrictivos de funcionarios de la Fed pusieron de nuevo en la mesa la probabilidad de un alza de tasas en la reunión del banco central estadounidense la próxima semana, que muchos asumían que no ocurriría hasta después de las elecciones en ese país.
Además, hubo reportes de que el Banco de Japón podría tomar medidas para aumentar la pendiente de su curva de rendimiento, lo que alentó las especulaciones de un cambio de dirección monetaria en Tokio.
Todo se conjuga para dar la idea de que los días en que parecía que la política monetaria sería expansiva para siempre pueden estar por acabar, luego que una cumbre de la semana pasada del G-20 se refirió a un mejor uso de las políticas fiscales cuando sea posible.
El grupo de ministros de Finanzas de la zona euro también ha discutido sobre gasto público, nacional y colectivo, en infraestructura y otros proyectos, y Alemania ha anunciado recortes de impuestos para el próximo año.
This entry was posted on martes, 7 de febrero de 2017 at 18:26 and is filed under economía. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.
¡Qué lo parió! Justamente cuando los iluminados marmotas que nos desgobiernan apuestan a full (o a fool) a la expansión.- Salir afuera con los bolsillos abiertos pensando que se los van a llenar a bajas tasas.- Quiera Dios (o Jehová o Alá o quien caracho sea) que esto que se ve venir con Trumpeter a la cabeza, se cumpla, así estos marranos ineptos van a tener que aprender a hacer política con lo que tenemos acá y no endeudándonos a lo bestia, como es habitual en ellos.-
Estancamiento secular, le llama Larry Summers. Hay un artículo muy divertido de Daniel Davies donde examina el problema del estancamiento secular en Pitufolandia, se lo recomiendo.
Supongo que en algún punto, las tasas de los bonos iban a subir (la economía USA se está recuperando, después de todo).
Marcelo Jethro Tull: no hay peligro de que estos tipejos aprendan a vivir con lo nuestro, como decía Aldo Ferrer. Vienen de empresas que viven DE lo nuestro. They know better.
De modo que en el nuevo cuadro nos endeudarán más, sólo que a intereses más impagables porque, si lo entendí bien a Abel, los bancos centrales que cortan el el bacalao van a subir sus propios bonos, lo que obligará a los emergentes (sumergentes en nuestro caso) a tasas de interés de bonos basura.
Nuestros bonos basura los comprarán los CEOS que nos gobiernan, y se pondrán todos de acuerdo entre ellos y las calificadoras de riesgo como Moody’s para cobrar intereses altos tres años y monedas. Luego, se coordinarán para reventarlos tomando ganancias a partir de 2019, cosa de empiojarle la vida al gobierno que suplante a estos hijos de puta con un default.
No pretenden seguir en el gobierno, pero sí en el poder. Donde estuvieron siempre, en realidad.
Cito : «Los inversores perciben que habrá una revisión de las estrategias macroeconómicas… lo que alienta las expectativas de un relajamiento monetario… hasta que los gobiernos den con soluciones a partir del gasto público…»
¿Volverá Keynes a salvar al capitalismo anglosajón?.
La otra vez duró 30 años y lo reemplazaron los neoclásicos 2.0 (neoliberalismo que le dicen) que a su vez duraron… 30 años.
¿Se repite la historia dos veces?. Y en ese caso, ¿cómo?.
Al margen Abel, pare un poco la mano y disfrute sus vacaciones.
Guillermo P, del artículo de Reuters (sin firma) yo entendí exactamente lo contrario. Es cierto que el estilo es tan frígido que hay que leerlo tres veces hasta sacar conclusiones. Pero bueno, lo hice y más bien anuncia el fin de los intereses 0 o a tasa negativa en los grandes prestadores. Si en esas condiciones no hubo diluvio de capitales ni tampoco goteo para la Argentina, no quiera imaginarse la sequía que se viene ahora. Los intereses que terminaremos ofreciendo harán parecer un patriota a Prat Gay.
¿O entendí todo al vesre?
Daniel: es cierto que el artículo es abstruso y hasta contradictorio, pero la selección de párrafos indica que su autor espera alza de las tasas (producto entre otros del proteccionismo en ciernes y de una más alta inflación esperada) y de un descreimiento en las políticas monetarias para salir de la crisis.
Cito: «A ocho años de la crisis crediticia y el desplome de prestamistas que llevó a los bancos centrales a inundar el mundo con dinero barato para impulsar la economía, su éxito en evitar una larga recesión ha sido opacado por su incapacidad para lograr que el crecimiento y la inflación vuelvan a los niveles anteriores a la crisis».
«Según Deutsche, los asuntos que dominarán los próximos 35 años incluyen: un crecimiento real más lento, inflación más alta, menos comercio internacional…»
«Todo se conjuga para dar la idea de que los días en que parecía que la política monetaria sería expansiva para siempre pueden estar por acabar, luego que una cumbre de la semana pasada del G-20 se refirió a un mejor uso de las políticas fiscales cuando sea posible».
Es mi humilde interpretación.
Por otra parte no creo que a Reuters le importe mucho lo que pase con los servicios de nuestra deuda.
¿No anunció Trump una megainversión en infraestuacura?
Muy interesante la conexión: Weber- ética- inestética del protestantismo calvinista que le insufló el espìritu al capitalismo anglo -sajón debidamente calculado previamente.la génesis del anarco-capitalismo abrevado en las mafias de entonces.
Gracias por movilizar las neuronas abel.! porque al final si uno no sabe contra qué pelea….¿contra qué pelea?
los demonios occidentales coetáneos de los phitecantropus, bendecidos por una Iglesia a su medida
saludos