Los tres peronismos de Rouvier

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Esta semana Ricardo Rouvier, uno de los encuestadores serios con que tiene nuestro país, publicó un artículo Los senderos del peronismo. Repercutió en la fauna política, claro, y los tuits de Pablo Torres lo difundieron en las redes sociales. No lo copiaré íntegro aquí, entonces (pueden cliquear en el enlace los que no lo leyeron), pero voy a discutir su planteo central, porque sirve, entiendo, para tener clara cuál es la tarea inmediata –no la estratégica- que enfrenta el peronismo. Que es la misma que enfrentan las otras fuerzas políticas.

Dice Rouvier:

«Si los tres peronismos se unieran, serían una fuerza casi imbatible. Pero, esto sólo está por el momento en el deseo de algunos dirigentes. Unir a De la Sota o Massa con gobernadores y CFK, es muy improbable.

El panperonismo hoy se presenta en tres partes: un peronismo clásico, apoyado en gobernadores e intendentes de grandes distritos, que tiene su brazo institucional en el PJ y que intenta en los últimos tiempos volver a ser un factor preponderante condenando al pasado al kichnerismo; otro peronismo surgido de la experiencia kirchnerista, que reconoce el liderazgo y conducción de CFK; y, por último, un justicialismo que integra el panperonismo, que está por fuera del PJ y que se acerca al primero en la coincidencia de la entronización del “último Perón”. En cambio, el segundo levanta la vigencia rebelde y antiimperialista de los ´70. El kirchnerismo completa su identidad en una transversalidad orientada hacia el progresismo no peronista.

Faltaría mencionar a las CGT, que siguen teniendo una clara composición justicialista, y las organizaciones sociales que responden a esa concepción. Las centrales, mayoritariamente, están más cerca del peronismo pejotista, mientras que una parte está dentro del Frente Renovador. Por otro lado, una parte de la CTA (Yasky) se alinea con el kirchnerismo; pero no alcanza en la relación a la capacidad de fuego de los grandes sindicatos.

Una vez más, la historia pone al conglomerado peronista ante un dilema, tiene que tomar algún camino. O retoma el sendero frentista, volviendo a configurar una alianza tácita entre el primero y el segundo peronismo, o se vuelca hacia la configuración de una identidad más justicialista que transversal, dejando afuera al kirchnerismo.

Massa está también ante una encrucijada, o vuelve a formar parte de la matriz partidaria o sigue construyendo por afuera y desarrolla su propio frente«.

Lo que hace aquí R. R. no es un estudio sociológico sino una descripción (una foto) política. En términos generales, estoy de acuerdo. Cuando sigue para describir con qué cuenta cada uno de estos «tres peronismos» y cómo puede desarrollarse la «película», hace conjeturas que son discutibles, claro. Pero, me parece, su enfoque deja afuera un elemento fundamental: los votantes. O, como se decía antes, el pueblo.

Créanme, ésta no es una invocación romántica, o republicana a la Rousseau, a una hipotética voluntad popular. Es una referencia a un dato práctico que ni un encuestador, ni un político, pueden dejar de lado: Dentro de unos 15 meses, en las elecciones legislativas, y antes en las PASO, los peronistas estaremos votando, no por alguno de los «tres peronismos», sino por listas de candidatos. Listas distintas en cada provincia y en la Capital. Lo mismo en las otras opciones políticas, claro.

Rouvier puede decir, muy razonablemente, que los candidatos surgirán de alguna de esas tres corrientes. Es probable. Pero irrelevante. En cada distrito, los políticos y sus apoyos tratarán de llevar en la boleta candidaturas que puedan sumar votos ahí. La reciente experiencia con Aníbal Fernández en la provincia de Buenos Aires reitera algo que ya se sabía en ese distrito desde los tiempos de Herminio Iglesias. Que se había reiterado, veinte años después, con Chiche Duhalde. Cuando, por algún motivo, a los votantes no les convence un candidato determinado, no lo votan. La sigla y el escudito… no importan. Hemos visto en Santa Fe, en Córdoba, en muchos sitios, que pasaba lo mismo.

Esto tiene que ver, me doy cuenta, con lo que escribí en el posteo anterior sobre lo que estaba haciendo el Movimiento Evita, que, acertado o no (yo pienso que su comunicación al menos fue muy imperfecta) era racional. Un tuitero -supongo que un cristinista de corazón puro- denunció «(el Evita) sin cristina tiene menos votos que castell». Puede ser, pero también es irrelevante. El Mov. Evita no estará en las boletas. A lo sumo, apoyará, con su estructura territorial, a candidatos. A los que les podrá ir bien o mal.

Este posteo está destinado a la militancia. Los políticos profesionales ya lo saben perfectamente. La tarea inmediata -hay bastante menos de un año para hacerla- de todas las fuerzas políticas es encontrar los candidatos que pueden triunfar en cada distrito el año que viene. Porque esas serán las figuras que ocuparán el nuevo escenario político.

30 Responses to Los tres peronismos de Rouvier

  1. claudio Maxl dice:

    «un peronismo clásico, apoyado en gobernadores e intendentes de grandes distritos, que tiene su brazo institucional en el PJ y que intenta en los últimos tiempos volver a ser un factor preponderante condenando al pasado al kichnerismo; otro peronismo surgido de la experiencia kirchnerista, que reconoce el liderazgo y conducción de CFK; y, por último, un justicialismo que integra el panperonismo, que está por fuera del PJ y que se acerca al primero en la coincidencia de la entronización del “último Perón”. A ver para hacerla corta: PJotismo neomenemista (gobernas, CGT) confluyendo con el neoliberalismo arrabalero d Massita ( PRO para chotos) pujando x desplazar al peronismo q es Cristina.

  2. Abel. Como, en general desde que descubrí este blog, coincido totalmente con vos. Lo que me alegra. Te agradezco, de paso, tus comentarios sobre otras cuestiones fundamentales. Muchísimas gracias, compañero!!! Abrazo peronista K sin fanatismo.

  3. mem dice:

    Rouvier desliza algo interesante en el artículo: «No creemos que el kirchnerismo pueda darse otra dirección que la que tiene». El kirchnerismo es el liderazgo y conducción de CFK, por eso Scioli no podía ser Presidente, no dentro de ese modelo. Ahora el problema que tiene el kirchnerismo lo menciona Rouvier: «Del gobierno al llano han drenado poder, y se reducen territorialmente al no contar con el favoritismo de las principales provincias. En los últimos años se ha patentizado una dinámica que denomino “embudo” que a medida que avanzaba dejaba a muchos propios en el camino y se achicaba su salida. Algunos de esos, echados por la borda, hoy son sus contrincantes: Massa, Randazzo, Solá. Luego de la derrota varios han decidido saltar del bote; y el éxodo aún no ha concluido», es el problema de mantener activo un liderazgo acosado y acorralado judicialmente y que, contrariamente a lo que afirma Rouvier, sube la apuesta por el estilo guerrero y la confrontación total con el actual Gobierno -que pese a sus impopulares medidas mantiene porcentajes altos de aprobación, no así los dirigentes más identificados con la anterior gestión, incluyendo a la propia CFK. Esa estrategia de decisiva oposición al macrismo es quizás una apuesta por el fracaso del Gobierno y el caos, ya que sólo en caso de que estalle todo, CFK podría quedar como la única que supo comprender de que se trataba esencialmente el Gobierno de Cambiemos, dejando a todos los peronistas «Macri-friendly» en offside. Por ahora, una estrategia de confrontación total no le da ninguna ganancia política y acelera su desgaste en un contexto en el que la población parecería estar cansada de conflictividades y sectarismos.

  4. Alberto Sladogna dice:

    Estimado Abel: tú introduces un subrayado interesante: «Pero, me parece, su enfoque deja afuera un elemento fundamental: los votantes. O, como se decía antes, el pueblo.», bien entonces pregunto conoces alguna o algunas encuestas sobre cómo ven, como sienten hoy los arrestos futuros sobre futuras elecciones, sobre futuras listas los «votantes…o se decía antes, el pueblo»

  5. José dice:

    «Scioli no podía ser Presidente, no dentro de ese modelo» y simplemente porque representa un modelo distinto, el del «PeJota Pragmático», o sea el que acuerda con los poderes fácticos en vez de enfrentarlos, algo así cómo «Cambiemos».

  6. ricardo j.m. dice:

    uno se puede hacer el boludo a proposito durante años hasta que se hace carne y comienza a analizar la realidad desde sus deseos.

    como rouvier que considera la realidad de la crisis economica terminal que vivimos como un deseo del kirchnerismo.

    es imbecil cualquier analisis politico que no incluya la realidad economica de la argentina y/o la plantee como un deseo de una de las partes cuando es el suceso que dice claramente que rouvier es un nabo.

    pero por suerte para el menos nabo que el que le paga por decir estupideces.

    si transformar al 60×100 de la poblacion en trabajadores pobres cuyos ingresos no alcanzan para llegar a fin de mes no es clivaje del analisis y/o posicionamiento politico es porque vivimos en un pais de tarados obsecuentes.

    pero para el mundo fantastico que nos propone este payaso en su literatura berreta disfrzada de analisis politico todo se basa en la falta de » dialogo y consenso » del kirchnerismo

    lo cual hace improbable que la realidad haga que todos terminen culo para arriba esperando el dedo ungiente de cristina.

    de la sota es nadie hoy , llevo a su provinvia a la miseria con su apoyo al neoliberalismo.

    los saa y urtubey ni fueron a tucuman.

    massa sueña todos los dias con el dardo rocha que se perdio por hacerse el alguien.

    mientras tanto en el mundo real canta la banda de la armada yanqui en nuestra independencia , viene el rey y cristina tiene que pedir que no vaya nadie a recibirla y congelar toda movilizacion para que vayan solo diez mil personas.

    junten figuritas mientras el pueblo no bobo y el avivado por boludo recuerda

  7. Capitán Yáñez dice:

    ¡Ojo con los candidatos!
    Portugal, el candidato de nadie, le ha ganado la final de la Eurocopa a Francia en la mismísima Paris…
    «El fútbol es una metáfora de la vida» repite hasta el hartazgo Víctor Hugo Morales… y estoy muy de acuerdo.
    ¡Vamos Portugal, carajo!
    Y… ¡ojo con los candidatos!
    Los candidatos de nadie a veces ganan.
    ¿Lo habremos aprendido?

  8. Abel B. dice:

    Ya nos lo había advertido Prat Gay: «No vaya a ser que en 2020 estemos hablando de Fulano de Tal, que vino, no sé… de Santiago del Estero, y resulta que se quedó con todo el poder”.

    Pero yo estoy pensando en el año que viene, capi. Es poco tiempo para cada «peronismo» encuentre gente para, por lo menos, encabezar 24 listas…

  9. Capitán Yáñez dice:

    Justamente… probar no cuesta nada. O, al menos, no demasiado.
    En la recién terminada Eurocopa la todopoderosa Alemania fue eliminada por Francia… que perdió con Portugal…
    «Demasiado grande para caer» se decía hace unos años de algunos bancos. «Demasiado grande para rescatarlo» se dice ahora mesmito del Deutsche Bank. ¿Y si el Deutsche «cae»?
    En fin… no sé si 24 listas… tal vez unas cuantas menos sirvan como revulsivos para evitar futuros reclamos de «autocríticas».
    ¿De qué nos servirá «Scioli senador»?
    Con un Pichetto sobra.

  10. Mariano T. dice:

    Y perdió. Cuando adivinaron las consecuencias que implican perder poder y caja, además del cobijo del cargo público para la militancia, ya era tarde

  11. Mariano T. dice:

    Qué hoyor! La banda de muchos países, incluyendo a un país enemigo, con el que estamos en guerra! Debe ser la avanzada de la 5ta Flota

  12. Mariano T. dice:

    Desde 2008 y la caída de Lehman Brothers el mundo terminó de reaprender algunas cosas. Los bancos son de los banqueros, los accionistas, pero cuando caen los que pierden son los depositantes, y los que tienen la plata en otro banco van a temer que les pase lo mismo.
    Por eso ningún país importante va a dejar que se le caiga un banco grande, «too big to fall», por más fantasías que nos hagamos. La discusión es que salvar un banco no tendría porqué implicar salvar a sus accionistas, que deberían perder hasta la camisa, sino que implica que los depositantes no pasen ningún sobresalto. Si el Banco pierde solvencia, el Estado debe comprar por centavos sus acciones, capitalizarlo, y revenderlo en 2 años con ganancia a otros accionistas. Eso es mantener el sistema.

  13. Daniel Eduardo Arias dice:

    Abel, para ordenar las cosas, antes de discutir un candidato, ¿no creés que las tres partes escindidas del peronismo actual no deberían consensuar tres programas económicos y de gobierno?

    ¿Ah, no hay tiempo?

    En ese caso, me temo que si logran unirse de algún modo para las legislativas, no terminen conformando un pseudo-partido más ficticio que la Alianza, con el troquelado a la vista y listo para volver a partirse.

    Y seguramente ese Frankenstein electoral tendrá un programa económico no muy distinto, aunque diga otra cosa.

    Entre tanto, Ud., capitán, propone buscar candidatos porque dice -y con toda razón- que incluso en la verticalidad acantilada del PJ, cuando se trata de imponer un infumable desde arriba, los votantes lo destruyen. No le pasó únicamente a Herminio Iglesias y a Chiche Duhalde. Le acaba de pasar a Scioli.

    Pero resulta que los candidatos son lo que son porque representan lo que representan. En términos de programa económico y político. Si son las habituales máscaras vacías, si no representan nada, y «los llena el espíritu de la época», volveremos a tener un menemismo explícito en lo que canta un gallo. Si representan alguna idea capaz de defender los intereses del estado-nación llamado Argentina y de sus cada vez más precarizados habitantes, la cosa cambia. Si además vienen con experiencia y gestión previa y exitosa en algún área de gobierno, vale triple. Son peones que cruzaron el tablero y coronaron.

    Pero como de esos no conozco ninguno, queda lo de las ideas, el programa económico y de gobierno. ¿Qué hay que hacer, y qué se puede hacer de lo que hay que hacer? Esas cosas hay que discutirlas primero, y probablemente de la discusión salgan nombres de personajes todavía poco conocidos capaces de darle esperanza a algunos. Esas ideas yo no las tengo muy claras. Al que me dé alguna y me parezca que no apesta por trayectoria ni está loco por el modo de moverse, lo voto.

    Confío más en que algunos personajes así puedan salir de un sindicato rebelde o del kirchnerismo residual, si logra salir del post-trauma, que del pejotismo de los gobernas, o de las CGTs. Pero puede ser que no haya emergentes en absoluto.

    Me parece que el peronismo no está haciendo buen uso de la derrota. Las derrotas a veces sirven, pero ésta, hasta el momento… no.

  14. Raúl C. dice:

    Una cosa clarísima y que nadie analizó es que Prat Gay habló de Santiago del Estero con ese desdén, no por centralismo porteño… ¡sino porque es de familia tucumana!…

  15. Raúl C. dice:

    El problema es si los accionistas de los grandes bancos manejan el Estado.

  16. Raúl C. dice:

    No quiero pecar de ideologismo, pero me temo que la distinción entre plantear un programa neoliberal y uno que no lo sea, es fundamental e insoslayable viendo el ultra-fundamentalismo con que se maneja el gobierno.

    Y salvo el kirchnerismo ‘duro’ residual, los veo a todos los demás con el primero de los programas.
    Ya sea por convencimiento (algunos) o porque crean (algunos más) eso de que ‘es el desagradable ajuste, inevitable para arreglar el desastre que dejaron… y después viene el desarrollo’.

    El problema es que no se ve a dónde pueda ir esa mayoría dirigente, que no sea para terminar subsumiéndose en un macro-Cambiemos.
    Es decir ¿cómo diferenciarse hoy sin manifestarse en contra del neoliberalismo?

  17. mem dice:

    Yo creo que en el peronismo convive todo eso, los tres peronismos sobre los que trata el artículo: un ala más pragmática en la que Rouvier ubica a los gobernadores e intendentes (pero no solo ellos), un ala más progresista que se referencia en el liderazgo de Cristina y la banca en su enfrentamiento total con todos los poderes fácticos y un panperonismo semejante al ala pragmática pero por fuera del PJ. El cambio de piel del peronismo es en definitiva el cambio de hegemonía dentro del peronismo. Y las dificultades de la paricularidad «progresista» para conducir al todo para mi son la corrupción que se está conociendo, el personalismo de Cristina (como escribí, el kirchnerismo es el liderazgo y conducción de Cristina) y, como dice Mariano, la incapacidad para haber previsto el derrumbe tras la derrota. En cuanto a los «pragmáticos» me gusta pensar que puede haber mucho progresismo en ellos (así como debía haber mucho pragmatismo en Cristina, para sabotearle la campaña a Scioli, por ejemplo). Por lo que no me parece mal que el peronismo se recomponga pragmáticamente de cara a la elección del año que viene.

  18. ricardo j.m. dice:

    obsecuencia y cipayismo

  19. mem dice:

    Y digo que no me parece mal porque creo que los deficits en la construcción política que ha manifestado Cristina y sus carencias de aptitudes para la conducción política -no lo digo yo, lo dice Hugo Presman en un artículo en Diario Registrado, medio cristinista si los hay- tuvieron mucho que ver con que falto articulación política y sobro predisposición tenaz para el combate. Y ahora tenemos que escuchar de quienes nos gobiernan que si no te estás congelando en tu casa es porque «estás consumiendo energía demás» (ya Gonzalez Fraga nos había esclarecido sobre cómo durante el gobierno anterior consumiamos por arriba de nuestras posibilidades). Urgente el peronismo tiene que metabolizar la derrota pero no cerrandose en sí misma como hace Cristina, sino comprendiendo que con el relato progresista no basta, es necesario recuperar la capacidad de articular políticamente. Qué se yo, una idea.
    Saludos.

  20. Silenoz dice:

    Tiempo para dentro de de 3 años y medio….
    Un cuarto de vuelta al Chivo o a Taiana por ej…… unos meses y vemos

  21. Mariano T. dice:

    Te estas leyendo esa pavada? Somos obsecuentes y cipayos de todos los países que hiceron el gesto simpático de mandar una banda para el festejo, o solo de alguno/s. Marruecos, por ejemplo?

  22. claudia dice:

    Sigo sosteniendo que parece haber más de 3 peronismos – ya querríamos que la cosa fuera tan simple -. Porque la diversidad de cuadros da para ramificaciones de toda índole. Por otra parte, entre los pragmáticos, las sediciones están a la orden del día y sería arriesgado decir que reportan a una conducción unificada de sus intereses. Sin embargo, pienso que esta triste parodia de Juego de Tronos del PJ, pudo evitarse de haber resultado efectivo el empoderamiento popular que muchos enunciaron como ciento por ciento real. Debilidad de empoderamiento que no implica que la participación precedente no haya dejado sedimentación suficiente para desarrollar materialidad futura. Empoderamiento trunco que no pudo generar bases más exigentes y propositivas. Quizás por no haber existido un corpus, un acotamiento ideológico básico, bajado con presteza y éxito. Entre tantas enunciaciones, el Kirchnerismo evitó aquella que le era fundamental. Y puede que deliberadamente.
    Pero peores carencias sufre el Peronismo extenso, un rejunte que en el supuesto de querer bajar ideología… debería rastrearla primero. Porque la realidad demográfica peronista se acerca peligrosamente a la del Radicalismo, donde ya pocos reportan al ideario fundacional. Es pertinente, entonces, el señalamiento que hace Rouvier respecto de la no menor cuestión de a qué Peronismo se adscribe: si a los dos primeros o a las vergüenzas del tercero, cuya culminación deformativa y ciertamente sofisticada fue el Menemismo. Que todavía sobrevive en los hijos putativos del duhaldismo y en gran parte del sindicalismo, formando negativamente psicologías, hasta la actualidad misma.
    Y respecto de Cristina, conduzca o no conduzca, no debería tener incidencia tan distorsiva en los otrora componentes de FPV. Y si la tiene es porque entonces faltó mucha sustancia ideológica y vocacional en muchos cuadros por debajo de ella, más allá de los errores de conducción que se le atribuyan con justeza a Cristina. Lo cierto es que un Kirchnerismo sin Cristina operando, también es posible. Pero para serlo, se necesita de vocación de continuidad de aquello que se consideró diferencial. Y es por el lado de la vocaciones que anda el problema. Quizás por la incidencia de un volumen demasiado pesado de burócratas mal travestidos de cuadros. No creo que para los verdaderos políticos que adhirieron al Kirchnerismo exista solo el camino de encerrarse evaporándose finalmente (ésa es una expresión de deseos de la clase política extensa y visiblemente hemofílica). Tiendo a pensar, por el contrario, que el tiempo demostrará que esa corriente fue mucho más que la suma de Cristina y Néstor y que puede sobrevivir y superar el primer estadío de su existencia, si la imanta una vocación.
    Tal vez sea hora, también, de que el el PJ tradicional deje de hacer tanta fuerza por negarle status de corriente al Kirchnerismo, pues en el intento, se debilita visiblemente ante los que sí van por la inexistencia definitiva del Partido. El Kirchnerismo, como sigla apócrifa, puede dejar de existir. Pero no quienes fueron transformados por él. Sigan soñando, si desean, con la imposible evaporación de los contenidos políticos de las últimas tres presidencias, mientras se ocupan de guerrear contra volutas de humo. Es a su propio riesgo. Saludos.

  23. Raúl C. dice:

    ¿Un cuarto de vuelta para… qué lado?

  24. mem dice:

    Claudia, yo no soy «PJ tradicional» y no le negaría el contenido político y la vocación transformadora al kirchnerismo, aunque no pueda ocultar mi desencanto con Cristina. Y no creo que sea un problema de ideología lo que irreversiblemente le está pasando, sino lo que sucede cuando decidís no construir un sucesor por negarte a compartir el poder… Y respecto a las ideologías, no todo es blanco o negro, en la vida hay un millón de gamas de grises, aunque si fuera todo blanco o negro sería más cómodo para Cristina.
    Un saludo.

  25. claudia dice:

    Estimado mem: aclarándote que mi comentario no es otra cosa que una impresión personal que no se exige a sí misma ningún rigor epistemológico me permito arriesgar que la carencia de un corpus ideológico propio del Kirchnerismo que continuara sus definiciones pragmáticas, fue un faltante de trascendencia y explica empoderamientos truncos que hoy día le habrían servido a un Peronismo en batalla de sucesión.
    En cuanto a ideología me refería a aquellos axiomas peronistas básicos de los que no se puede renegar sin precipitarse en algo distinto del Peronismo y que necesitaban urgente modernización. Un aggiornamiento ideológico muy saludable que sí fue realizado por el documento de Formosa ¡12 años después! y que es tributario, en parte (y esto hay que reconocerlo) de lo actuado en esas 3 administraciones salientes, pues mucho de lo enunciado en ese documento, fue puesto en acto por el Kirchnerismo siguiendo una tradición propositiva audaz que no se verificaba desde Perón (sin por ello comparar, para nada, la magnitud creativa inaugural y superior de éste por sobre cualquiera).
    En otro orden, coincido con vos en que los líderes carismáticos tienen poca inclinación a delimitar sucesiones – un error humano que seguro acompaña esa condición de singularidad estelar, visto cómo se repite ese hecho a lo largo del mundo -.
    El bajón popular respecto de la actitud de prescindencia de Cristina es comprensible. Como también lo es que, fruto de la emocionalidad de masas que acompañó esta relación líder-bases, se cargaron sobre Cristina expectativas, creo, desmedidas.
    Sobre el tema ideológico, quizás el Kirchnerismo se concentró en resolver temas muy ríspidos y en construir urgente poder y no reparó en esa necesidad doctrinaria; o quizás porque asumió sin tener presente que suscitaría un fenómeno de masas, no advirtió cuán vital sería para su supervivencia estructurarse más ; o tal vez porque se constituyó desde inicios como un pragmatismo social lúcido y no entrevió larga descendencia, no le inmutó esa otra pata partidaria, la doctrina. Carta Abierta intentó de múltiples formas suplir ese faltante. Pero tal vez por su filiación media/media-alta, no encontró resortes de evidente utilidad para el Kirchnerismo. Porque trazo una línea entre lo que fueron las enunciaciones en contexto de discurso público – que las hubo y muchas -, del acercamiento a bases munido de mayores precisiones ideológicas que una lista de hechos de gobierno.
    Un ejemplo más que simple de bajada de línea popular, para ilustrar de qué hablo: en los 70, Norman Brisky y su equipo, se iban a las villas a montar obras de teatro exponiendo las tragedias diarias de la explotación de los vulnerables. Sus espectadores, convenientemente distanciados en tanto público, se identificaban cayendo en cuenta de las contradicciones ideológicas de sus entornos y del modo de enfrentarlas y resolverlas. El asunto no conllevaba la complejidad de una ponencia intelectual y sin embargo, era la mar de efectivo.
    Mis saludos.

  26. mem dice:

    Como me respondiste, va uno más sobre el tema ideológico: Soy muy lectora de Laclau, un clásico de teoría política es «Misticismo, retórica y política» en el que habla de «muerte y resurrección de la teoría de la ideología». Pienso que ambas tenemos algo de razón en lo que estamos planteando: vos en que falto un corpus ideologico propio y yo en que falto articulación política y te voy a mostrar porque ambas carencias están relacionadas. Porque para que haya ideología un contenido particular debe presentarse como más que sí mismo, sin esta dimensión de horizonte tenemos ideas o sistemas de ideas, no ideologías. Es decir, la CFK que solamente le habla a los militantes es una Cristina que sí tiene ideas, que ciertamente nunca las cambio, pero su discurso perdió la dimensión especificamente ideológica al cerrarse en su propia particularidad. Si te referias a esto con que falto un corpus ideologico propio obviamente coincido con vos.
    Saludos!

  27. claudia dice:

    Muy buena tu aclaración sobre la diferencia entre sistemas de ideas e ideología. En realidad, creo que en este período finalizado recientemente, se activó verdaderamente la ideología de cientos de miles de personas que precisamente la habían articulado materialmente en el pasado con suerte diversa y que vieron en la oportunidad traída por dos líderes muy singulares, el momento para volverla actos de gobierno y debido acompañamiento (miro mucho más abajo de las jerarquías superiores y encuentro mucho hacedor coherente con sus principios como así también, la clásica proporción de advenedizos y rapaces, tándem indisoluble de la actividad política).
    Como me inclino a mirar procesos, no me concentro solamente en características personales de los liderazgos más visibles (es decir, los aciertos y errores de conducción). Porque no puedo explicar por una o dos personas en posesión de la máxima ejecutividad política, 12 años de estabilidad progresista. O la caída desastrosa reciente. Claramente, el proceso general, supera la instancia de las individualidades, por más rutilantes que éstas sean. Con esto quiero decir, también, que lo hecho y dejado de hacer es acreencia y deuda, de carácter masivo. Porque es también responsabilidad grupal reorientar la barca que en conjunto echamos al mar, si ésta se está corriendo de longitud. Igualmente, con el diario del lunes, todos somos sabios. Y la realidad es que aunque se presente una gama numerosa de opciones de acción, no todas las posibilidades se activan al unísono. Y no todo el mundo está lo suficientemente despierto cuando las alarmas suenan o cuando aparece la oportunidad de oro para ser abordada (por caso, la bajada ideológica pertinente).
    Si Cristina erró en tales y cuales momentos, a la luz del proceso regresivo que hoy vivimos, me hace pensar que los adormilados, fuimos muchos más que ella, en todo caso. Mis saludos.

  28. […] tres días discutí el artículo en que Ricardo Rouvier habla de los tres peronismos que él ve en la realidad de hoy: el peronismo del PJ, apoyado en gobernadores e intendentes de […]

  29. […] Rouvier, a quien he citado varias veces en el blog -una reciente, sobre el peronismo(s), aquí– es uno de los encuestadores serios que tiene nuestro país, como dije en esa ocasión. Si […]

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