El jueves no habrá fiesta de cumpleaños

Hasta ahora, no me había referido en el blog a la disputa por la ceremonia de traslado. Uno trata de mantener un nivel mínimo de seriedad. Pero ya es imposible en un espacio político argento ignorar el culebrón.

No voy a reproducir el argumento, eso sí. La mayoría de los que votamos la fórmula del Frente para la Victoria creerá la versión de la Presidente. La mayoría de los que votaron a la alianza Cambiemos aceptará la desmentida de Gabriela Michetti. Léanlas, si no se han enterado por los medios y todavía sienten curiosidad. La primera encaja con lo que pensamos de Macri; la segunda, con lo que ellos piensan de Cristina.

Lo que me parece necesario es reflexionar sobre el significado. Ambos actores son políticos, y han estado en el frente del escenario público por largos años. Saben que una parte esencial de lo que hacen, de su función en el poder, es dar mensajes a la sociedad. Esto vale desde los reyes de las sociedades más antiguas a los presidentes modernos.

Ahora, este mensaje de terquedad y rencor contrasta en forma muy notoria con el resto de los pasos públicos en torno al traspaso del poder formal. Un senador del PRO, Federico Pinedo, ha sido elegido Presidente del Senado -3° cargo en la línea sucesoria- con el voto unánime de los senadores del FpV, que tiene la mayoría absoluta en ese cuerpo. Un diputado del PRO, Emilio Monzó, hombre de máxima confianza del nuevo Presidente, presidirá Diputados, con los votos del FpV, primera minoría.

Y las reuniones de los ministros que se van y los que llegan han sido todas civilizadas. Con declaraciones amables de parte de los nuevos al salir. Todo eso es habitual en una democracia moderna: la sociedad política tiene intereses comunes, aunque represente proyectos e intereses bien diferentes.

Más allá de los egos individuales -que existen, claro- el gobierno saliente mostró con los hechos mencionados que no le interesaba producir problemas en la transferencia de poder. Vale la pena rastrear entonces móviles políticos.

Es posible que algunos anuncios del nuevo gobierno: “Vamos a levantar el cepo cuando estén las condiciones”, «Al final, el medio aguinaldo de este mes pagará Ganancias«, y algunos datos de la realidad que alejan «la revolución de la alegría» prometida, hayan hecho que Macri y sus asesores consideren necesario apoyarse en la realidad política que los puso donde están: La hostilidad que gran parte de los que votaron por él en el balotaje siente por el kirchnerismo y por Cristina Kirchner.

Es una herramienta política tradicional, usada por muchos gobernantes en muchas ocasiones. Tiene un costo en el largo plazo, en una sociedad dividida electoralmente en dos. En el peronismo, «columna vertebral» política de los sectores que se expresaron en el Frente para la Victoria, sigo manteniendo lo que dije en mi reciente análisis: las definiciones sobre las nuevas conducciones deberán resolverse en cada distrito. Pero la hostilidad sobreactuada de Macri refuerza el liderazgo de Cristina Kirchner. Tenemos un antecedente histórico de eso.