A mí, a veces. Me resulta pesado, en el sentido en que en mi barrio usaban la expresión «Me tiene las bolas por el suelo«. Aunque sea yo mismo a menudo el que rememora ese pasado, porque es lo que me ha hecho como soy y quiero asumirlo. Igual me fastidia, cuando lo usan para poner límites al presente, o cuando quieren juzgarlo desde una tribuna de espectadores de manos limpias y nariz levantada.
Algún comentario, en un par de posts que subí alrededor del 24 de marzo, me puso de mal humor, y decidí tomármelas – para pelearme con algo que valga la pena – con un par de notas que escribieron este fin de semana largo en LaNación Julio Bárbaro, El peso del pasado, y Beatriz Sarlo, Moyano nunca pedirá permiso.
Son dos cosas muy diferentes, me apuro a aclarar. Dedico este post – unas breves observaciones – al primero, y dejo el otro para más adelante. Julio no tiene el nivel intelectual de la Sarlo, y sí una militancia política intensa y vital. Tanto él como yo llevamos más de 40 años en el peronismo, pero – que yo recuerde – desde 1974 que no coincidimos en la misma línea interna. Mirando hacia atrás, pienso que en algunos de esos tiempos él estaba acertado; otras, muy equivocado. Hoy creo que su fastidio – justificado – con el kirchnerismo lo ha llevado a un lugar estéril. Pero nunca fué estúpido.
No importa. En ese artículo, Julio hace una lectura simple pero correcta de la tragedia del peronismo y de la Argentina en los ´70, que les recomiendo leer a los que les interese una visión que sea algo más de una historia de buenos y malos. Él estuvo allí. Y a partir de eso, critica con dureza al «relato» que se construye desde una glorificación de la Tendencia.
Dice «Se deforma el pasado para traer al presente sus desaciertos y olvidar sus verdades. Porque el heroísmo es tan indiscutible como insostenible la escasa razón que lo asistía. En cambio, los votos constituyen un tributo popular a la memoria de Perón, a una epopeya donde fueron ellos los actores de la historia. Es tan respetable que sectores remanentes de la izquierda argentina se integren al Gobierno como carente de sentido que quienes jamás tuvieron peso político ni presencia electoral se acerquen con soberbia a criticar a nuestro líder y se erijan en dueños de un progresismo alternativo» (Oia! Parece Artemio López! 🙂 ).
Comparto ese pensamiento. Pero… siento que debo añadir algo. Hace unas horas, un viejo compañero me enviaba un mail con un link a esa nota, y ponía en el «asunto» Un poco de racionalidad. Yo le contesté
«Hmmm… Julio me lo envió. Estoy de acuerdo con el planteo, y está bien escrito. Pero… está hablando del pasado. Lo que hoy tenemos… tiene poco y nada que ver con esa realidad. La lucha armada, las formaciones especiales, la guerra popular… ¿dónde están?
Una buena cantidad de los actores políticos del kirchnerismo tienen un discurso «setentista». Pero no es nada más que un discurso. Lo repito, porque es obvio, y por eso es fácil pasarlo por alto: La Cámpora, como estructura y proyecto político, no tiene nada que ver con la JP que conocimos. Los movimientos sociales (como les dicen ahora a los ex-piqueteros) son los sindicatos de los desocupados y de los que no tienen trabajo en blanco. Hebe Bonafini es una emprendedora de la construcción de viviendas populares, con subsidios del Estado.
Abel,
El artículo de Sarlo es de los más flojos que le conozco, antimoyanismo para principiantes que se derrama sobre un terreno fértil para que ese discurso, y sólo ése, prolifere. Puede ser más sutil, porque lo ha sido.
En cuanto a lo de Bárbaro, yo no veo el pasado allí, sino el cuestionamiento a un discurso inconsistente que se desarrolla en el presente. Decís: “La lucha armada, las formaciones especiales, la guerra popular… ¿dónde están?” pues en el discurso y la “batalla” se da en ese terreno. No creo que “un poco de racionalidad” sea lo que los tiempos demandan, porque el problema no es su opuesto, desde que las mentiras utilizan argumentos racionales. Cierto es que lo dicho es de una obviedad extrema, tanto que no se ve, y no tiene destino salvo el olvido.
Hace algunos años, un antiguo cuadro me decía que cada mañana se ponía frente a una ventana abierta y esperaba el empujón. Nunca llegó ese momento, la ventana fue tapiada y a él, como al artículo de Bárbaro, simplemente lo olvidaron.
Saludos,
Yukio
Muy bueno el artículo de Barbaro, no lo había leído.
Muy bueno también el remate del post.
Que bueno que vos veas, Abel, que
«La Cámpora, como estructura y proyecto político, no tiene nada que ver con la JP que conocimos.
Tienen sus propios defectos, y graves. Pero no son los de la Tendencia. Ni siquiera los de Guardia»
muchos hablan de La Cámpora con la imagen que pintan en los diarios, o por asociarla con la orga. Y la verdad es que puede haber algunos nostalgicos de los 70, pero son los menos. La mayoria esta bien parado en 2011, y si bien una parte considera compañeros a los militantes revolucionarios, y a los de base tambien, tambien entienden que el proyecto montonero fracaso, perdio. Otra parte, ni siquiera le da demasiada importancia a la experiencia de la juventu maravillosa, mas alla del respeto por la vida dejada. Entienden que la vanguardia es un suicidio. Que hay que tener las patas bien sobre la tierra para hacer politica. La mayoria de los militantes son peronistas, y los que no lo son van aprendiendo. Que el peronismo es un movimiento mayoritario, que expresa cierta idiosincrasia de la argentina y por ende contiene las diferentes formas de la argentinidad. Practica y discurso se complementan, el discurso convoca y la practica al mismo tiempo que baja el discurso a la realidad, hace a la afirmacion del gobierno peronista, en su despliegue territorial. Se pueden decir muchas giladas, pero en los barrios los muchachos andan bajando el plan nacer, sacando documentos para los inmigrantes, inscribiendo en la auh, haciendo q muchos terminen el colegio, dando apoyo escolar a los pibitos, laburando el plan jovenes del min de trabajo, bajando los decodificadores de la tele digital, y muchos etceteras.
Saludos, haces buenos aportes a la discusion intergeneracional
Abel:
Parece que el pasado insiste en volver http://www.mdzol.com/mdz/nota/236884-los-montoneros-se-reorganizan-alejados-del-kirchnerismo-con-perfil-revolucionario/
Habrá que seguir discutiendo, parece.
Sospecho que Carlos Marx será, finalmente, recordado como periodista. Tal vez, después que la noción de la plusvalía y la teoría materialista de la historia sean curiosidades de la historia del pensamiento, quedará su frase, mal citada «La historia se repite. Primero como tragedia, después como farsa»
Un abrazo
Lamento haber leído esta serie de post tarde.
Me parece que en el artículo de Bárbaro y en el interesantísimo comentario de Gerardo en el post anterior se soslaya el que para mi es el dato central en la conmemoración del 24 de marzo y que no tiene tanto que ver con la reivindicación setentista como con otro proceso político de primer orden, consecuencia pero no continuidad de aquel: la lucha de tres décadas de los organismos de derechos humanos y la incorporación definitiva de grupos de interés con agenda propia (lobbys, si quieren) articulada con movimientos políticos populares pero no subsidiarios de estos.
En el 83 se llevaron más del 90% de los votos dos partidos que postulaban en sus plataformas distintos matices de impunidad para crímenes internacionalmente calificados de aberrantes.(Disgresión: una reescritura de la historia ha intentado hacer ver que la intención original alfonsinista era juzgar a todos y las leyes de PF y OD fueron una concesión, pero no es así, como el mismo don Raúl no dejó de repetir cada vez que lo consultaron el proyecto original de juzgar exclusivamente a las juntas se cayó en el senado por los votos del viejo Sapag y – nada menos!- que Gonzalez Gass, ambos con su propia tragedia personal a cuestas). No es una crítica, esto. La UCR y el PJ no hacían otra cosa que repetir el modelo de las democracias europeas de posguerra con el nazismo: algunas condenas, mucho silencio.
Pero fueron los organismos de derechos humanos (en parte amparados por la misma revisión que en los segundos 70 y los 80 se producía en europa, en particular en Francia, sobre la impunidad de posguerra) los que combatieron tanto la justicia restringida del alfonsinismo, como la impunidad en el menemismo y la alianza después.
Y, poco a poco, lograron convertir un reclamo de minorías en algo bastante parecido a un sentido común generalizado sobre la necesidad de reabrir los juicios. Les llevó 20 años y puede decirse que ganaron en algún momento indeterminado entre la segunda mitad de los 90 y principios de la década pasada. Creo que hay un momento simbólico que expresa su punto máximo de acumulación cuando una telenovela sorprendentemente apolítica arrasó con el rating haciendo propio la mayor parte de los componentes del discurso del movimiento por los derechos humanos.
Es ese actor nuevo (y no los ex militantes, o los que se imaginan sus seguidores) el que logró modificar la manera de relacionarse con el pasado reciente y configuró los tópicos centrales de la discusión al respecto. Así lo entendieron los Kirchner (y antes Rodriguez Saá!) al estatizar, por así decirlo, algo que ya estaba en el aire.
En ese sentido, creo, la discusión que plantea Bárbaro, es disonante. Está peleándose con sus viejos compañeros, o con los hijos de sus viejos compañeros y está muy bien, pero se le están escapando nada menos que los últimos 30 años de historia. Está discutiendo del pasado, anclado en el pasado, y soslayando a uno de los actores centrales de la política contemporánea.
Y una cosa más: el modelo «sociedadcivilista» de los organismos de DDHH es una matriz que (como en el caso de la extensión del certificado matrimonial a otro tipo de parejas) que va a seguir funcionando y a construir agenda política de aquí al futuro. Incluso, como vemos con la estatalización de la agenda de memoria, verdad y justicia, pueden llegar a cristalizarse como políticas de estado (nadie en el arco político plantea una ruptura fuerte con la política K de DDHH).
saludos!
Un excelente análisis, Guido. He dicho algo así en el blog, al referirme al «consenso antifascista» en la Europa Occidental de posguerra y a los «dreyfusards», los idealistas q cuestionaron la condena a Dreyfus y terminaron como un lobby muy poderoso en la 3° República francesa. Pero no alcancé la claridad y precisión con que lo hiciste aquí.
Un abrazo
Gracias Abel, puse «consenso antifascista» en el buscador de tu blog y me aparece un post de título «Felices Pascuas con Alfonsín, Luder, Artemio y Manolo», ¿te referías a ese?. En todo caso me resultó muy interesante, así como poder seguir ese debate entre Artemio y Manolo.
un abrazo
[…] no tiene nada que ver con la JP de los ´70“. Alguien que creo que sí la conoce de cerca, me respondió en ese post, y la práctica cotidiana de sus militantes que ahí describe me parece una muy buena base para […]
Comparto tus críticas a los 70. Pero es posible mirarlo desde otro lugar, y no me refiero al proyecto montonero sino a la propia irrupción de la juventud como creación social inesperada. En efecto, fracasó políticamente, pero también fue elemento indispensable para el retorno de Perón. En esa época fracasó mucho más que el proyecto montonero. Sin la juventud, Perón habría muerto en Puerta de Hierro. Y a esta creación le asigno una cualidad única: hizo lo que el sistema no esperaba, fue una pura creación social inesperada.
Guido: Contestando tu comentario de las 12:33.
En realidad, yo estaba pensando en este post https://abelfer.wordpress.com/2009/03/24/del-24-de-marzo/ que está más ordenado.
Pero confieso q éste que encontraste https://abelfer.wordpress.com/2009/04/08/felices-pascuas-con-alfonsin-luder-artemio-y-manolo/
me resulta más divertido.
Un abrazo
La politica de DDHH no solo debe ser cristalizada como politica de Estado, sino que hay que ir mas alla, se regionalizara estructuralmente. No tengo dudas, de que las violaciones a los derechos humanos en america latina seran juzgadas a mediano plazo por una Corte Latinoamericana, porque los derechos humanos deben ser redefinidos, ya que no han sido una construccion juridica que nos ha incluido como pueblo, pese a que nos adherimos a sus principios e incorporado a nuestra constitucion -art 75 inc 22. Ahora, hay que construir politicas sobre derechos humanos compatibles con nuestra cultura, nuestra historia.Y la construccion se lleva a cabo con base en la realidad de nuestra gente, que reclama el reconocimiento de derechos fundamentales inherentes a su condicion de habitante de Latinoamerica. Que entienden los españoles o los franceses de pueblos originarios. Que parametros fueron considerados para la construccion de los derechos del niño? No fueron los nuestros. Se estructuron las bases juridicas para que sean los poderosos los que siempre tengan la ultima palabra en cuanto al reconocimiento o no de los derechos humanos y con que alcance.
Tenemos que dejar de mirar tanto a aquellos que cuando chicos nos enseñaron que eran el espejo en cual teniamos que mirarnos. Haber si todavia seguimos creyendo que Colon descubrió.Saludos . Claus Mont