Murió hace 8 días, y yo no escribía en ese momento. No soy adicto a las necrologías, y hubo muchas. Pero ahora estoy volviendo a mi blog, y no quiero dejarlo pasar en silencio. Fue un gran hombre, una gran alma, en el estilo ruso. Yo pienso que, justamente, lo importante es tener claro lo ruso que era. Con coraje e integridad que lo acercan a lo que en otros tiempos se llamaba santidad (la Cristiandad Ortodoxa lo llamará así, en no muchos años) enfrentó a una máquina monstruosa, una de las creaciones terribles del siglo que pasó. Pero al contrario de otros que lo hicieron desde Occidente (y que también la conocieron desde adentro), Orwell, Koestler por ejemplo, su aporte no fue la descripción lúcida. Lo que el mostró, sencillamente, fue que esa maquinaria era débil en el fondo: el ser humano continuaba existiendo, bondadoso, corrupto, sentimental, también en el Gulag, en las víctimas y en los carceleros. Nadie previó el derrumbe, como un castillo de naipes, del comunismo soviético. Solzhenitsyn, creo, estaba diciendo porqué iba a suceder.
Lo que dijo después era para los rusos, sus compatriotas. Y ellos no le escucharon. Bueno, a los profetas nunca se les hace caso. Igual, trazan caminos para sus pueblos, aunque no los que señalan. (Putin, como Solzhenitsyn, es un patriota ruso. Pero, como los diarios muestran, está más cerca de Pedro que de Tolstoi. Y como Pedro, sabe que debe mirar a Occidente, aunque sea para aprender a combatirlo). Solzhenitsyn no pensaba así «No tengo ninguna esperanza en Occidente, y ningún ruso debería tenerla. La excesiva comodidad y prosperidad han debilitado su voluntad y su razón» escribía ya en 1967.
Nosotros los iberoamericanos somos una versión de Occidente, diferente, eso sí, de la que los mexicanos (y los navajos) llaman Anglo. No sé si él tenía un mensaje para nosotros; no tenemos excesiva prosperidad, en general, pero nos gustaría mucho tenerla. De todas formas, conviene que escuchemos al que hablaba desde el alma rusa. Quizás pueda ayudarnos a encontrar nuestra propia alma.
Por supuesto su mensaje era tambien para nosotros. El decía que ponemos demasiado el acento en los «Derechoi» cuando deberiamos ponerlo en los «Deberes». Imaginate si no nos toca ese mensaje.
al leerlo iba recordando, hasta que unos pensamientos muy parecidos que lei por algun lado
saludos